domingo, 7 de octubre de 2007

DISTURBIOS EN GANDIA POR EL PROVOCADOR CORRELLENGUA

SEMPRE VALENCIANS MAI CATALANS


Açi teniu, els qu'es diuen progresistes i lliberals, puix no se que ne tenen de lliberals si no respecten les demes idiologies, si no lis agrada lo que senten, au violencia per a els que no diuen lo que els volen sentir.
Nosatres els valencianistes si que defenguem tot lo qu'es diga valencia, lo Regne de valencia, llengua valenciana, i senyera valenciana(francha blava), total tota la cultura qu'es diga valenciana, no defenguem lo que es diu Pais Valencia (Que lo engloben dins dels Paisos Catalans)ni defenguen la cuatribarra(Senyera d'Aragó)ni tampoc la llengua catalana(cada u la seua), d'aço senc carreguent els catalanistes.
Yo vaig a dir una coseta, dien qu'en temps de Franco, els catellano-parlants i el regim s'estaben carregant el idioma valencia, puix Franco el va proibir, durant eixa época ma mare, meus tios i tota la gent dels pobles i periferia de la capital parlaba el valencia i en el centre com era mes cult es parlaba el castella, i la gent que parlaba el valencia tenia clar lo que parlaba,EL VALENCIA, y pasarem molts anys i va seguir parlanse el valencia, pero i ara, en estos temps el catalanisme si que fa mal, puix aniquila el nom de valencia per a colocar un alien qu'es diu catala i diu qu'el que no parla com diu una academia de no se quina llengua, parla mal el valencia i qu'eu fa en faltes d'ortografia.Y esta es la meua pregunta,¿Qui fa mes mal, els catellano-parlants o els catalanistes?, si aixo mateixa,son els catalanistes, que lo que volen es absorvir la llengua valenciana i acabar en ella.Per lo que dic, que nia que votar en les próximes eleccions en el cap, i disarmos de tonteries de PP i demes, nia que votar al valencianisme que respecta lo espanyol(per a viure en pau i be) i a la vegada lo valencia pero que renega de tot lo catala que es alie al nostre poble valencia. Nia que votar a COALICIÓ VALENCIANA.




Este año se celebraba otro provocador "Correllengua" en Gandia. Colectivos catalanistas de la Comunidad valenciana y en favor de una supuesta "unidad" de las lenguas catalana y valenciana recorrerían sus calles. Sin embargo, este año varios jóvenes de esta población hartos de la catalanizacion de nuestras señas de identidad, decidieron hacer acto de presencia para pacíficamente protestar por este evento que en ningún momento es apoyado por buena parte del pueblo de Gandia.



La presencia de estos jóvenes con banderas valencianas y españolas puso en jaque a los servicios policiales, que no contaban con que estos muchachos salieran a la calle a rebelarse contra este episodio de inconstitucionalidad cultural y contrario a nuestro estatuto de autonomía valenciano.



Al grito de "¡Som Valencians, Mai Catalans!", consiguieron parar en diversas ocasiones este pasacalles vergonzoso. La tensión creció cuando desde el "Correllengua" varios manifestantes lanzaron huevos a estos jóvenes. No se entiende como un acto que presume de ser cultural, es integrado por personas armadas de huevos que fueron lanzados contra los que no piensan como ellos.



Los refuerzos policiales impidieron nuevos encontronazos entre valencianistas y pancatalanistas.



Cada día son mas los que no callan ante estos actos catalanistas. Las poblaciones de Torrente y Monovar entre otras, han confirmado ser contrarios a este pasacalles inspirado en la "Korrika" nacionalista vasca.

La fiesta del 9 de octubre: 1738

SEMPRE VALENCIANS MAI CATALANS
Escrit per Vicent L. Simó Santoja.Aço es per adeprendre mes sobre les nostres costums.


Como es sabido, de sobra, la Nueva Planta de 1707 borró hasta el último vestigio del peculiar ordenamiento jurídico valenciano, y hasta incluso de sus celebraciones festivas, pero la proximidad del quinto centenario obligó al Ayuntamiento borbónico a reconstituir el calendario. En tal Ayuntamiento los seis Jurados habían sido sustituidos por treinta y dos regidores, más el Corregidor y el Alcalde Mayor.

La memoria oficial de la fiesta fue encargada a Josep Vicent Ortí i Mayor, nieto del cronista del centenario anterior, doctor en Derecho, escribano de Murs i Valls, y Secretario de la Diputación. Los actos empezaron a planificarse en enero de 1738, mediante un comisariado movido ‘no solo por el mayor desempeño de su patria, sino por el motivo más justo de la Religión Catholica’, con lo que volvían a ensamblarse motivos religiosos con patrióticos. Fue exitosa la erección de altares y fachadas, exactamente veintisiete, a cargo de parroquias, conventos y ciudadanos devotos, en honor de santos y personajes bíblicos, junto a referencias explícitas a la conquista, a personajes legendarios, patronos y protectores y a la victoria sobre los moros.

El Sermón se encomendó a Esteban Bru, Maestro en Artes, Examinador y Catedrático de Filosofía y Sagrada Teología, Predicador de la Ciudad y Prefecto del Real Colegio de Niños Huérfanos de San Vicente Ferrer.

La continuidad conmemorativa en el plano religioso fue paralela a la reconstitución de la fiesta en el plano político, dedicando a los festejos la cantidad de seis mil libras. Es decir, que la fiesta celebraba tanto la conquista como la restauración de la Iglesia.

Quizá por ello se explican algunas ausencias institucionales: el Capitán General y el Gobernador, faltaron a la misa y a la procesión, ‘por motivo de haverse suscitado ciertas dudas que sirvieron de embarazo, juzgándolas su Excelencia por tan arduas de resolver, que bastara decir fueron poderosas para impidir su cristiano celo interviniese en tan devotas justas y sagradas concurrencias’.

Buena parte de la aristocracia también ‘pasó’ de la fiesta, pero en contrapartida fue muy notable la participación de la sociedad civil. Y no dejó de ser importante, que el Centenar de la Ploma, abolido en 1707, fuera repristinado ‘nuevamente, sino en las circunstancias de la antigua, a lo menos con la parecida imitación que cupiesa’.

La Senyera bajó del balcón del Ayuntamiento a la calle donde fue recogida por el Síndico Procurador General, que a su vez la entregó al Corregidor ‘por representar en su oficio al antiguo Justicia Criminal’.

Las fiestas duraron una semana, entre el 8 y el 14 de octubre, singularizando luminarias nocturnas y volteo de campanas, pero sobre todo un castillo de fuegos artificiales que duró una hora. No se conoce la pólvora empleada, pero sí que unos cohetes especiales iluminaron las palabras ‘Valencia’ y ‘Jaime I’. Tampoco conozco el nombre del pirotécnico ‘inventor’, pero cuando en los tiempos actuales en los que la tecnología pirotécnica alcanza alturas insospechadas, no viene mal recordarlo, porque nos extasiamos antes las maravillas que iluminan el cielo, incluso con nombres y palabras, y no recordamos que en 1738 (y quizá antes, ya sucedía lo mismo).

No faltó la representación de comedias en el Marcado dedicadas al Cid, y a ‘Las siete estrellas del Puche y conquista de Valencia por el Rey Don Jayme’, ni tampoco dos corridas de toros, y músicas orquestadas desde el Ayuntamiento y la Generalitat. Anecdótico el desfile de locos ‘pacíficos’ del Hospital General vestidos de azul y amarillo con objeto de ‘divertir al pueblo con sus sencilleces y recoger algunas limosnas para sustentar a los infinitos que alberga esta obra de caridad…’.